jueves, 2 de julio de 2015

Si vas a hacer botellón en Madrid, es mejor que perturbes la paz ciudadana.


Alguien que conozco me llamaba la atención sobre un hecho curioso, uno de esos absurdos que se montan a base de tanta ley, y es al que hemos llegado a la hora de que la policía municipal de la ciudad de Madrid imponga infracciones administrativas por aquello del botellón.

La situación es la siguiente. Tenemos dos leyes, cada una de las cuales aplican a una infracción diferente, y las instrucciones de la policía municipal de Madrid a sus agentes son claras:



Cuando se consume alcohol en la vía pública y se produce al mismo tiempo una "perturbación grave de la tranquilidad ciudadana", ha de aplicarse la nueva ley, la LO.4/2015 esa que hemos bautizado como Ley Mordaza. En caso de no estar produciéndose una "perturbación grave de la tranquilidad ciudadana", se ha de aplicar la Ley 5/2002 LDTA. Estas son las directrices, y son claras.

Hasta aquí bien. Pues no. Porque el problema es que sale mucho mejor liarla que estarse quieto si tienes alcohol. Literalmente, si estás haciendo un botellón y ves que no vas a poder librarte de la multa, lo mejor es que te pongas a dar muchos gritos, a mearte por todas partes y a despertar a los vecinos, porque te vas a ahorrar 500 euros.

La ley 4/2015, que puede consultarse en el BOE, considera entre sus infracciones leves (con multa mínima de 100 euros, la que se te aplicaría si no concurren otros factores) lo siguiente:

31.17. El consumo de bebidas alcohólicas en lugares, vías, establecimientos o transportes públicos cuando perturbe gravemente la tranquilidad ciudadana.

Sin embargo, ¿y si en vez de estar borracho gritando, vomitando y meándote en los portales estás bebiendo tranquilamente? Entonces se te aplicaría la  Ley 5/2002 LDTA, que puedes consultar en esta dirección, y en la que se indica en su punto 30.3 que

3. No se permitirá la venta ni el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública, salvo terrazas, veladores, o en días de feria o fiestas patronales o similares regulados por la correspondiente ordenanza municipal.
Acerca de las sanciones que supondría saltarse esto, en el artículo 52 de esta ley, punto 5.b), se indica que

b) En el caso del infractor mayor de edad, la sanción aplicable será el doble de la prevista en el cuadro general de sanciones, establecido en el artículo 59.1 de la presente Ley.

Y si nos vamos el punto 59.1 de esa misma ley, nos encontramos que:

Artículo 59.- De la cuantía de las sanciones 1. Las infracciones de la presente Ley se sancionarán con multas cuyas cuantías se regirán de acuerdo a la siguiente graduación: a) Infracciones leves, con multa desde 300 hasta 30.050 euros. 


Es decir, el doble de la cuantía indicada en el artículo 59 son 600 euros del ala, que es la multa que se te va a aplicar si en lugar de estar "perturbando gravemente la tranquilidad ciudadana" mientras bebes -que serían 100 euros de multa-, estás solo bebiendo.

Esto podría parecer una curiosidad sin consecuencias, podríamos pensar que bueno, que ante esta contradicción absurda se impondrá el sentido común, pero lo tremendo es encontrarse algo como con lo que abría el artículo: las directrices de la propia policía municipal de Madrid a sus agentes aclaran que para ajustarse a la legalidad deben aplicar una u otra ley dependiendo de si se está "perturbando gravemente la tranquilidad ciudadana", 100 euros si es así o 600 euros de multa si no hay tal perturbación:






viernes, 19 de junio de 2015

La inocencia de 'Alfon' como hegemonía del discurso del poder




La inocencia de Alfon parece haberse convertido en un dogma de fe. Y yo no consigo creer en ella. Me leí la sentencia entera, discutí en varios ámbitos para ver los argumentos de quienes defienden su inocencia. Pero es inútil, sigo sin ese convencimiento absoluto que veo a mi alrededor.

No quiero entrar en otra discusión sobre los detalles del caso y los huecos por los que pueda introducirse una teoría de la conspiración policial, sino centrar la atención en algo que me resulta especialmente llamativo, que es precisamente por qué se produce este agarrarse a la inocencia de Alfon como única respuesta posible. Como si resultara inconcebible que alguien pretendiera responder a la violencia estructural del sistema con petardos y metralla. Como si fuera tan raro que la violencia y la humillación con que el poder gobierna tuvieran respuesta.

Pero tampoco pretendo “justificar” nada. No tiene nada que ver con eso.

Quiero decir, lo que me parece más interesante para la reflexión en este caso, es desgranar la brutal hegemonía del poder, puesto que podemos verla aquí funcionando claramente en tres estratos que se combinan para justificar la violencia asimétrica del poder a la vez que se cancela toda respuesta a esa violencia fuera de unos cauces determinados por el organismo ejecutor de esa misma violencia asimétrica.

En un primer estrato, el poder gestiona nuestra sociedad de tal manera que su violencia es absolutamente unilateral. Puesto que se le otorga la legitimidad para ejercerla justificándola además mediante el nombre de “democracia”, el poder puede condenar a la pobreza a la población, el político aliado con el alto empresariado puede robar a los pobres para dárselo a los ricos, puede burlarse y humillar (¡que se jodan!) al oprimido, y hasta puede reprimir a porrazos a todo aquel que se atreva a quejarse. Toda violencia que retorne a los privilegiados que la ejercen es castigada y deslegitimada, mientras que por el otro lado contemplamos atónitos el indulto sistemático de policías condenados por torturas.

Desplazándonos a un segundo estrato, el poder mantiene un control a nivel de lo que se puede decir y de lo que no se puede decir. La defensa de una violencia que retornara contra los dirigentes o sus intereses incurre automáticamente en delitos de apología que son castigados, de lo cual tenemos un ejemplo muy obvio en los últimos tiempos en las operaciones de represión en Twitter contra aquellos elegidos porque su lenguaje supera unos límites poco claros, en unas detenciones de carácter obviamente político en el que todo depende de quién o qué institución sea el objetivo del ataque verbal.

Finalmente, encontramos un tercer estrato apenas perceptible, que no parece una limitación externa sino que opera en nuestros propios pensamientos, que se instala como un parásito y limita no ya lo que hacemos y decimos, sino lo que somos capaces de pensar. Los sutiles mecanismos de carácter totalitario mediante los cuales la “democracia liberal” construye su poderío asimétrico, incluyen este carácter parasítico del discurso hegemónico, que hacemos nuestro sin siquiera ser conscientes de ello.

Es aquí donde creo que apunta que la defensa cerrada de la inocencia de Alfon se parezca demasiado al marido con celos patológicos del que habla el psicoanalista francés Jacques Lacan, cuando afirma que incluso si resulta ser verdad que su mujer le pone los cuernos, los celos del marido siguen siendo patológicos. Lo mismo sucede con Alfon. Incluso si la teoría de la conspiración policial fuera cierta, la defensa de su inocencia sigue siendo patológica, en el sentido de que se trata de una fe desproporcionada bajo la cual encontramos una cuestión más profunda, un síntoma de otra cosa.

Creo que la causa de esta confianza absoluta en la inocencia de Alfon opera precisamente en ese estrato en la hegemonía del poder en que su discurso se vuelve parasítico y limita aquello que somos siquiera capaces de pensar.

Es decir, que la asimetría de la violencia y el discurso hegemónico al respecto es algo tan asumido, normalizado e internalizado por quienes vivimos sometidos al poder de las democracias mercantiles, que incluso si somos conscientes de la obvia injusticia estructural en su ejercicio asimétrico de la violencia, necesariamente estamos obligados a pensar de un modo en el que para que sea posible concebir defender a Alfon, este obligatoriamente tiene que ser inocente.


 

lunes, 15 de junio de 2015

Así no, Manuela.



Un gran problema que encuentra todo aquel que se mete a político, es que pronto empieza a escuchar el murmullo de la prensa y de los representantes del sistema con más fuerza que la voz de la calle. Y eso es precisamente lo que Manuela Carmena ha hecho al dimitir a Zapata por unos twits de humor negro entrecomillados que ni siquiera llevaban la intención del chiste sino que formaban parte de una discusión sobre los propios límites del humor negro.

Los medios de comunicación apesebrados han desplegado sus reacciones furibundas, incluída la desvergüenza de El Pais. Hemos tenido también la condena unánime del resto de grupos del Ayuntamiento de Madrid. Todo ese tronar es tentador, puede hacer pensar por un momento que lo razonable es ceder a quienes van a aprovechar toda oportunidad para darle la vuelta a los resultados de las elecciones municipales de aquí a las generales, pero dejarse arrastrar por su tormenta es un error y muy grave. Y cometer un error así el primer día de gobierno, no augura nada bueno.


La manera de solucionar la polémica que han montado estos hipócritas no es dimitir a Zapata aceptando de facto el discurso hegemónico. No es claudicar y dejar que sean los de siempre quienes definan lo que se puede hacer y lo que no, que sea su línea en la arena la que decide lo que es aceptable y lo que no lo es. Para cambiar las cosas no basta con hacerlo de otra manera. También hay que romper su discurso, y la manera de hacerlo es crear uno propio, es romper toda esa serie de esquemas repugnantes que incluso podemos llegar a tener internalizados.

Te empiezas a dejar llevar por la tormenta mediática del sistema que decide sobre el bien y del mal, y cuando te despistas estás aceptando firmar la Ley de Partidos y restringiendo las libertades democráticas por puro miedo escénico como el PSOE, incapaz de crear discurso propio, en una vorágine que te moldea como una versión "progre" de aquello que los portavoces del sistema juzgan como apropiado para gobernarnos.


No tomes ese camino, Manuela. No se puede elegir el discurso para cambiar las cosas entre las opciones que te permiten otros. El discurso lo tienes que crear tú. Hoy has sido cobarde, has sido profundamente cobarde, y si sigues siéndolo te despedazarán o te volverán uno de los suyos.

La única manera de avanzar es romper constantemente el discurso que los privilegiados derraman gota a gota sobre nosotros. No tenemos que elegir entre las opciones que nos dan, opciones de derecha-izquierda descafeinadas y domesticadas que acepten quienes se erigen desde sus púlpitos como representantes de una democracia de la que se han apropiado, de un Estado que no es más que el gestor de los negocios del IBEX, a cuyos amos representan y sirven la gran parte de nuestros políticos. La ilusión de su legitimidad es el objetivo a desenmascarar.

Libertad no es elegir entre dos opciones dadas. Libertad es destruir las coordenadas en las que se inscriben las opciones que pertenecen a una decisión falsa y prefabricada, y crearlas tú. Eso es lo que necesitamos, y no tristes acciones domesticadas por el poder del Gran Espectáculo como la de hoy.


viernes, 10 de abril de 2015

La Razón se supera: inventa que el yihadista neonazi español detenido es del PCE y presenta a este partido a las elecciones en 2011




Estamos ya acostumbrados a unas portadas de La Razón espectaculares y a lo habitual de su confusión entre opinión e información, así como ciertos modos en que este panfleto inventa la realidad. Pero la mentira de hoy ha superado muchos límites en su atrevimiento.

En este artículo, afirma La Razón que Diego F.A., detenido junto a la célula islamista en Catalunya y que proporcionaba a este grupos armas y explosivos así como información de objetivos, según "fuentes consultadas por La Razón" formó parte de "las listas del PCE en 2011".

Una cosa es que las noticias las invente alguien con mala baba, pero la ignorancia de pretender que el PCE se ha presentado a unas elecciones cuando no lo hace desde las municipales de 1983, debería ser una losa sobre la carrera de cualquiera que pretenda tener apariencia alguna de periodista en nuestro país.

Podríamos pensar entonces, ¿sería que era de Izquierda Unida, donde se encuentra integrado el PCE? Pero tampoco. Y sin embargo, encontramos en Público otro dato, que le sitúa en el extremo opuesto: candidado por Lleida con el partido neonazi MSR y anteriormente militante del partido España 2000.

La noticia de Público nos da más datos. Nos dice que el nombre completo de este elemento es Diego José Frías Álvarez, e indica que encabezó la candidatura al Parlament por el MSR en Lleida Barcelona en 2006.

¿Quién tiene razón? Una búsqueda por Internet nos aclara rápidamente esta cuestión. Así, las referencias que encontramos apuntan a Barcelona en 2004 a Frías como número 2 del MSR por Barcelona en este enlace de la web oficial de la Generalitat, lo cual nos confirma su militancia y hace más obvio lo absurdo del mundo de fantasía de La Razón en que el PCE todavía se presenta a las elecciones y tiene en sus filas a este tipo que se ha dedicado a proporcionar armas y explosivos a la célula islamista detenidos así como información de una librería judía contra la que tenían intención de atentar.

Diego F.A. es un ultraderechista que militaba en partidos de ultraderecha, por mucho que invente La Razón.



Post-ediciónEnlace a las listas del MSR de 2006 vía @GloboSonda en Menéame

Post-edición: Enlace al auto del juez en el que en la página 4 se refiere a Diego José Frías Álvarez como "cliente de la peluquería de ideología neonazi"

domingo, 25 de enero de 2015

Slavoj Zizek - La Urgente Necesidad de una victoria de SYRIZA en Grecia

original en inglés publicado el 22 de Enero de 2015 en http://inthesetimes.com/article/17561/zizek_greece_syriza

Solo un quiebre de la Unión Europea por parte de Grecia puede salvar lo que merece la pena del legado europea: La democracia, la confianza en la gente, y la solidaridad igualitaria.





Quienes critican nuestra democracia institucional se quejan a menudo de que por norma las elecciones no ofrecen una elección verdadera. Lo que tenemos es a lo sumo una elección entre un partido de centro-derecha y otro de centro-izquierda cuyos programas son prácticamente indistinguibles. El próximo domingo, 25 de Enero, no será el caso. Como el 17 de Junio de 2012, los votantes griegos se están encontrando ante una verdadera elección: El sistema a un lado; SYRIZA, la coalición radical de izquierdas, al otro.

Y como es casi siempre el caso, tales momentos de verdadera elección llevan al pánico al sistema. Pintan una imagen de caos social, pobreza y violencia si vence la elección equivocada. La mera posibilidad de que gane Syriza ha contagiado con oleadas de temor a los mercados alrededor del mundo. Como es habitual en estos casos, la prosopopeya ideológica halla su apogeo: los mercados han empezado a "hablar", como si fueran seres vivos, expresando su "preocupación" acerca de lo que sucederá si las elecciones no envían al poder a un gobierno que continúe con el programa de austeridad fiscal.

Existe un ideal que está emergiendo gradualmente de la reacción del establishment europeo ante la amenaza de una victoria de Syriza en Grecia, un ideal que ha resumido mejor que nadie el título del comentario de Gideon Rachman en el Financial Times: "El eslabón más débil de la eurozona son los votantes". En el mundo ideal del sistema, Europa se libra de su "eslabón más débil" y los expertos obtienen el poder para imponer directamente las medidas económicas necesarias; si las elecciones se producen siquiera, esto no se debe más que a su función como confirmación del consenso de los expertos.

Desde esta perspectiva, las elecciones griegas no pueden sino parecerles una pesadilla. Así que, ¿cómo se puede evitar esta catástrofe? El mecanismo obvio sería devolverle a los votantes griegos el miedo que ellos sienten, "¿creéis que estáis sufriendo ahora? No habéis visto nada todavía, esperad a la victoria de Syriza, ¡y echaréis de menos la bendición que han sido estos últimos años!".

Las alternativas son o bien Syriza saliéndose (o siendo expulsada) de la Unión Europea con consecuencias impredecibles, o un "compromiso lioso" en el que ambos bandos moderan sus demandas. Lo cual genera otro miedo: no el miedo a una conducta irracional de Syriza tras la victoria, sino al contrario, el miedo a que Syriza acepte un compromiso lioso racional que decepcione a los votantes, de tal modo que el descontento continúe, pero esta vez sin encontrarse regulado y moderado por Syriza.

¿Qué espacio de maniobra tendrá el gobierno dirigido por Syriza? Parafraseando al presidente Bush, uno sin duda no debería subestimar el poder destructivo del capital internacional, especialmente cuando se combina con el sabotaje de la burocracia estatal corrupta y clientelista en Grecia.

Bajo tales condiciones, ¿puede un nuevo gobierno imponer con eficacia cambios radicales? La trampa que aquí acecha es visible claramente en el "Capital en el Siglo XXI" de Thomas Piketty. Para Piketty, el capitalismo debe ser aceptado como el único sistema posible, de modo que la única posibilidad factible es permitir a la maquinaria capitalista trabajar en su esfera e imponer la justicia igualitaria políticamente, a través de un poder democrático que regule el sistema económico y haga cumplir la redistribución.

Tal solución es utópica en el sentido estricto del término. Piketty es plenamente consciente de que el modelo que propone solo funcionaría si lo hiciera globalmente, más allá de los confines de las naciones-estado (de otro modo el capital huiría hacia los estados con impuestos más bajos); tal medida global requeriría un poder global ya existente que tuviera la capacidad y la autoridad para que funcionara. Sin embargo, tal poder global es inimaginable dentro de los confines del capitalismo global actual y los mecanismos políticos que involucra. En pocas palabras, si tal poder existiera, el problema básico ya hubiera sido resuelto.

¿Qué medidas añadidas necesitaría la imposición global de impuestos propuesta por Piketty? Por supuesto la única manera de acabar con este círculo vicioso es sencillamente cortar el nudo gordiano y actuar. Nunca existen las condiciones perfectas para un acto; todo acto por definición sucede demasiado pronto. Pero uno tiene que empezar en algún lugar, con una intervención en particular; lo que se ha de tener en mente son las complicaciones derivadas a las que llevará ese acto.

Y, ¿qué hacer con la inmensa deuda? La política europea hacia los países gravemente endeudados como Grecia es la de "extender y fingir" (aumentar el plazo de devolución, fingiendo que todas las deudas se pagarán algún día). ¿Por qué es tan persistente la ficción del reembolso de la deuda? No es solo que esta ficción haga más aceptable a los votantes alemanes ampliar la deuda; no es solo que el perdón de la deuda griega pudiera llevar a peticiones similares de Portugal, Irlanda o España. Es que los que están en el poder, no quieren que se pague la deuda.

Los guardas y proveedores de la deuda acusan a los países endeudados de no sentir suficiente culpa. Se les acusa de sentirse inocentes. Su presión encaja perfectamente en aquello que el psicoanálisis llama superego. La paradoja del superego es que, como Freud vio claramente, cuanto más obedecemos sus demandas, más culpables nos sentimos.

Imagina un despiadado profesor que encarga tareas imposibles a sus alumnos, y que luego se burla sádicamente al contemplar su pánico y su ansiedad. El verdadero objetivo de prestarle dinero al deudor no es obtener el reembolso de la deuda sacando un beneficio, sino la continuación indefinida de la deuda que mantiene al deudor en una subordinación y dependencia permanentes.

Veamos por ejemplo Argentina. Hace cosa de una década, el país decidió con ayuda financiera de Venezuela devolver su deuda al FMI antes de tiempo, y la reacción del FMI fue sorprendente. En lugar de alegrarse de recuperar su dinero, el FMI (o más bien, sus altos representantes) expresaron sus preocupaciones acerca de que Argentina utilizara esta nueva libertad e independencia económica respecto a las instituciones financieras internacionales para abandonar las políticas económicas estrictas y se dedicara a gastar sin control.

La deuda es un instrumento para controlar y regular al deudor, y como tal, lucha por expandirse.

La única solución verdadera por lo tanto está clara: Ya que todo el mundo sabe que Grecia jamás va a devolver su deuda, uno tiene que reunir el coraje y perdonar la deuda. Se puede hacer con un coste económico bastante tolerable, con voluntad política. Tales actos son nuestra única esperanza para romper el círculo vicioso de la fría tecnocracia neoliberal de Bruselas y las falsas pasiones contra la inmigración. Si no actuamos, otros como Amanecer Dorado o el UKIP, lo harán.

En sus "Anotaciones Hacia una Definición de la Cultura", el gran conservador T.S.Eliot destacó que hay momentos en los que la única elección está entre la herejía y la no-creencia, es decir, cuando la única manera de mantener viva una religión es que se produzca un quiebre sectario sobre su cuerpo principal. Esta es hoy nuestra posición respecto a Europa: solo una nueva "herejía" (representada en este momento por Syriza), una ruptura del legado de la Unión Europea por parte de Grecia, puede salvar lo que merece la pena ser salvado del legado europeo: Democracia, confianza en la gente, y solidaridad igualitaria.