lunes, 15 de junio de 2015

Así no, Manuela.



Un gran problema que encuentra todo aquel que se mete a político, es que pronto empieza a escuchar el murmullo de la prensa y de los representantes del sistema con más fuerza que la voz de la calle. Y eso es precisamente lo que Manuela Carmena ha hecho al dimitir a Zapata por unos twits de humor negro entrecomillados que ni siquiera llevaban la intención del chiste sino que formaban parte de una discusión sobre los propios límites del humor negro.

Los medios de comunicación apesebrados han desplegado sus reacciones furibundas, incluída la desvergüenza de El Pais. Hemos tenido también la condena unánime del resto de grupos del Ayuntamiento de Madrid. Todo ese tronar es tentador, puede hacer pensar por un momento que lo razonable es ceder a quienes van a aprovechar toda oportunidad para darle la vuelta a los resultados de las elecciones municipales de aquí a las generales, pero dejarse arrastrar por su tormenta es un error y muy grave. Y cometer un error así el primer día de gobierno, no augura nada bueno.


La manera de solucionar la polémica que han montado estos hipócritas no es dimitir a Zapata aceptando de facto el discurso hegemónico. No es claudicar y dejar que sean los de siempre quienes definan lo que se puede hacer y lo que no, que sea su línea en la arena la que decide lo que es aceptable y lo que no lo es. Para cambiar las cosas no basta con hacerlo de otra manera. También hay que romper su discurso, y la manera de hacerlo es crear uno propio, es romper toda esa serie de esquemas repugnantes que incluso podemos llegar a tener internalizados.

Te empiezas a dejar llevar por la tormenta mediática del sistema que decide sobre el bien y del mal, y cuando te despistas estás aceptando firmar la Ley de Partidos y restringiendo las libertades democráticas por puro miedo escénico como el PSOE, incapaz de crear discurso propio, en una vorágine que te moldea como una versión "progre" de aquello que los portavoces del sistema juzgan como apropiado para gobernarnos.


No tomes ese camino, Manuela. No se puede elegir el discurso para cambiar las cosas entre las opciones que te permiten otros. El discurso lo tienes que crear tú. Hoy has sido cobarde, has sido profundamente cobarde, y si sigues siéndolo te despedazarán o te volverán uno de los suyos.

La única manera de avanzar es romper constantemente el discurso que los privilegiados derraman gota a gota sobre nosotros. No tenemos que elegir entre las opciones que nos dan, opciones de derecha-izquierda descafeinadas y domesticadas que acepten quienes se erigen desde sus púlpitos como representantes de una democracia de la que se han apropiado, de un Estado que no es más que el gestor de los negocios del IBEX, a cuyos amos representan y sirven la gran parte de nuestros políticos. La ilusión de su legitimidad es el objetivo a desenmascarar.

Libertad no es elegir entre dos opciones dadas. Libertad es destruir las coordenadas en las que se inscriben las opciones que pertenecen a una decisión falsa y prefabricada, y crearlas tú. Eso es lo que necesitamos, y no tristes acciones domesticadas por el poder del Gran Espectáculo como la de hoy.


1 comentario:

  1. Excelente. Añadiría que la forma de ganar es no mostrar debilidad alguna. Manuela Carmena debería nombrar como nuevo concejal de Cultura y Deportes a Guille Zapata. Al Zapata que escribió esos tuits y por los que ha pedido y recibido el perdón de los afectados. Al Zapata que nunca trató de dañar a nadie. Al Zapata que es un hombre honesto y valiente y al que no le importa cabalgar alguna contradicción si con ello se consigue un bien superior. Omnia est communa.

    Las fuerzas que intentan ganar en los titulares lo que perdieron en las urnas no deben ver ninguna fisura en la firme decisión de cambio que ha adoptado nuestra sociedad. Es una batalla cruenta que no acaba ganando unas elecciones, y que se puede perder en cualquier mala decisión. Es el momento, es ahora.

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